
¡Maldita sea! ¿Por qué me la tuve que encontrar? Justo cuando pensaba que ya no me dolía: que ya la había olvidado.
Hoy la vi otra vez, desde lejos. Sólo me sonrió y me dijo adios con la mano (¿lo habría hecho si yo no le hubiera sonreído primero?) depués una última mirada y una última sonrisa. ¡Maldita sea! ¿Por qué mi corazón casi se detuvo al verla? Otra vez: ¡Maldita sea!.
A mi me gusta reírme de la vida y creo que hoy la vida se rió de mi. Espero no volver a encontrármela antes de que por fin la haya olvidado por completo... no, mejor no, mejor espero encontrármela antes de que se me olvide y decirle que sigue en mi corazón o... mejor no. ¡Maldita sea, no sé ni lo que quiero!
Y mientras el corazón me sigue latiendo raro, como inquieto o enojado, tal vez triste o extrañando.
En fin, ya pasará... espero.