martes, 26 de agosto de 2008

Tres dedos del primer pie del tercer hombre


Para nosotros es muy común (y hasta fácil) contar cosas. En cuanto tenemos la necesidad empezamos: uno, dos, tres, cuatro... y así hasta que acabamos. Las palabras que tenemos para expresar cantidades nos son tan familiares que quizá nunca nos hemos puesto a pensar en ellas. Por eso es interesante ver cómo cuentan las personas en otras culturas.


Por ejemplo los tamaníes del Orinoco. Ellos tienen nombres de etimología desconocida para los números del uno al cuatro; al número cinco se lo expresa con una palabra que significa, en lenguaje corriente, mano entera; para indicar el seis emplean la expresión uno de la otra mano; el siete, dos de la otra mano. Y así van formando sucesivamente los números hasta el diez, que es designado por las palabras dos manos.
Para el once, muestran las dos manos y un pie, diciendo una frase que podríamos traducir como: uno del pie; el doce sería dos del pie y así hasta llegar a quince, que corresponde a la frase un pie entero.
El número dieciséis tiene una estructura interesante, puesto que se lo identifica con la frase uno del otro pie, pasando al diecisiete dirían dos del otro pie; del mismo modo irán formando los números enteros hasta el veinte, que es tevin itóto, es decir, un indio.
El número siguiente a tevin itóto, el veintiuno, para los hijos del Orinoco, corresponde a la expresión uno de las manos de otro indio.

Un medio semejante es usado entre los habitantes de Groenlandia, para los cuales el cinco es tatdlimat (mano); el seis es arfinek ottausek (uno sobre la otra mano); veinte es inuk navdlugo (un hombre completo). Y fíjense la forma tan curiosa en que los nativos de Groenlandia representan al número cincuenta y tres, dicho número se expresa mediante la frase: tres dedos del primer pie del tercer hombre.

En un gran número de tribus barasileñas: cairiríes, caraibas, carajás, coroados guakíes, juríes, omaguas, tupíes, etc., aparecen con ciertas variantes los números digitales: los omaguas emplean la palabra pua, que significa mano para expresar también el cinco, y con la palabra puapua indican diez; los juríes, con la misma frase, indican, indiferentemente, hombre o cinco. Los guaraníes dicen po-mocoi (dos manos) para el diez y po-petei (una mano) para el cinco.

En el Bakahiri existen nombres especiales para designar los números uno, dos y tres; el cuatro está expresado por la expresión dos y dos; el cinco esta indicado por una frase que significa dos y dos y uno; análogamente forman el número seis diciendo dos y dos y dos. A partir de dicho número (seis), se limitan a mostrar todos los dedos de la mano (como ya hacían para los primeros números), y despues todos los dedos de los pies palpandolos pausadamente, dedo por dedo, demorándose en el dedo correspondiente al número. Es un ejemplo admirable de una lengua donde el gesto indica al número, al no existir vocablos propios, salvo para los tres primeros cardinales.
Así mismo existen dudas con relación a la existencia de vocablos especiales para los primeros tres números, pues Von den Steinen declara que en su primer viaje oyó el número tres expresado por una palabra que significaba dos y uno; más tarde, en 1887, al realizar un segundo viaje oyó el mismo número indicado por otra frase, sobre cuya etimología nada pudo descubrir.

¡Qué cosas! ¿No?


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Basado en un texto escrito por Raja Gabaglia

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